Renault 4, el carro que rompió en dos la historia del automóvil en Colombia

  • Ningún otro modelo se ha vendido tanto y ha logrado entrar a hacer parte de las familias colombianas.
  • Incluso, como miembro de familia, la mayoría de los R-4 recibió un nombre propio y tiene anécdotas inolvidables.
  • ¿Recuerda usted alguna anécdota con su R-4?

Si hay un carro que haya marcado la historia automotriz, económica y hasta familiar en la segunda mitad del siglo XX en Colombia, ese es el Renault 4.

El primer modelo de Reanult 4 que se ensambló en Colombia en 1970 tenía 850 c.c.

Aunque no haya sido el primer carro que se fabricó en el país, si fue el más familiar y el que más tiempo duró fabricándose: 22 años, de 1970 a 1992, con una producción de 97.050 unidades. (El primer modelo ensamblado en serio en Colombia fue un Jeep Willys, a principios de los 60, en la fábrica -después la Compañía Colombiana Automotriz, CCA- del industrial Leonidas Lara; posteriormente un Dodge Coronet, de Colmotores, en 1965; luego el Simca, también de Colmotores, se empezó a producir en 1969, y por allá, a principios de los 50, unos modelos marca Stubeaker fueron armados en Barranquilla).

El éxito del R-4 casi que tomó de sorpresa a la fábrica Sofasa, ubicada en la planta de Envigado, cerca a Medellín, y al mismo gobierno nacional del saliente presidente Carlos Lleras Restrepo, empeñado en aportar desarrollo a la industria nacional.

Las campañas publicitarias que promocionaron el R-4 fueron un éxito total. “El Carro Colombiano” y “El Amigo Fiel” literalmente abrazaron a los colombianos. La mayoría de las familias pasaron a tener un “renoleto” en sus garajes.

El R-4 se convirtió en la meta de los profesionales recién graduados, en el vehículo de los nuevos hogares, en el auto de los estudiantes, miembros de familias pudientes, que iniciaban sus estudios universitarios y, en general, de la clase media que empezó a hacer palpable la posibilidad de tener y movilizarse en un carro nuevo. El R-4 fue una alternativa real frente a los grandes y lujosos modelos importados de las fábricas norteamericanas, predominantes en ese entonces en las carreteras y calles colombianas.

Cuando el R-4 fue lanzado al mercado nacional, en 1970, el país contaba con 21.5 millones de habitantes. Bogotá tenía dos millones y el salario mínimo de un obrero era de 519 pesos mensuales. El nuevo R-4 costaba $65.000 y se podía sacar a crédito.

A pesar de las facilidades de pago, el modelo de “esa camionetica chiquita e incómoda”, como lo clasificaron, no tuvo mucha acogida al principio. Los primeros compradores que se atrevieron a adquirir el nuevo carro lo hicieron porque tenían alguna relación con la cultura europea y sabían que en las carreteras del viejo continente los volúmenes de los carros eran moderados y nada tenían que ver con el confort, la potencia y el tamaño de las “naves” americanas.

En 1966 llegó primer modelo de Renault 4 al país. La firma Auto Andes lo importó. La persiana era distinta a la utilizada cuatro años después por los ensamblados en la planta de Sofasa en Envigado, Antioquia.

Las realidades de Europa y Estados Unidos eran bien diferentes en las épocas post-segunda guerra mundial. Europa estaba reconstruyendo todo y la economía era muy apretada. Los automóviles de alguna manera reflejaban esas dificultades. El Mini Morris en Inglaterra, el Citröen C-2 y los Renault 4 y Dauphine, en Francia, el Fiat 500 en Italia, los Opel en Alemania, eran carros económicos para una economía maltrecha.

En cambio, Estados Unidos estaba viviendo la gran época del sueño americano, las autopistas, los supermercados, los electrodomésticos, las casas en los suburbios y los grandes y confortables carros, especialmente de las tres grandes fábricas: General Motor, Ford y Chrysler.

De alguna manera esa era la herencia que teníamos en Colombia. Ahorrar para comprar un gran carro americano usado. Y si había poder adquisitivo, importar o comprar uno nuevo.

Con ese escenario llegaron a Colombia los dos primeros modelos de carros populares que nada tenían que ver con lo que hasta el momento se había comercializado: el Simca 1.000, en 1969 y el Renault 4 de 850 c.c. fabricado en Colombia, en 1970. El R-4 ya se conocía en el país, cuando la firma Auto Andes importó de España algunas unidades en 1966. 

Ese modelo importado tenía muy pocos cambios con el ensamblado en Colombia cuatro años después. El motor era de 747 c.c., la persiana era independiente de los faros redondos y presentaba al frente una serie de líneas angostas verticales. La persiana de los que ensamblaron en Colombia era metálica sobre impuesta en el frente, con espacio para los faros y el rombo de Renault ubicado en una línea horizontal en la mitad.

La aceptación por el R-4 se fue dando poco a poco, hasta llegar a adquirir un sitio que aún hoy, 28 años después de fabricarse la última unidad en 1992, no ha perdido como el modelo más vendido en la historia del automóvil en Colombia.

El R-4 ocupa el lugar 12 de los carros con más tiempo de producción en la historia mundial del automóvil. El modelo francés nació en 1961 y gracias a su aceptación en Europa, cruzó el Atlántico para llegar a Argentina en 1963 y a Colombia en1970.

En total, en el mundo, el popular R4 se fabricó durante 32 años, entre 1961 y 1993 y se vendieron 8 millones de unidades, de los cuales, casi 97.050 se ensamblaron y vendieron en Colombia de 1970 a 1992. El Volkswagen Escarabajo ha sido el carro que más tiempo ha durado fabricándose, pues estuvo en línea de producción 65 años y se vendieron 21.5 millones de unidades.

Ver: http://www.revistaracingcar.com/los-carros-que-mas-han-durado-fabricandose/

Haga usted también un recorrido en su automóvil mental para revivir esas historias que marcaron los destinos familiares dentro de un Renault-4, el Amigo Fiel de los colombianos.

Reel de comerciales de las campañas El Carro Colombiano y El Amigo Fiel que fueron todo un suceso creativo y comercial

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One comment

  1. Nuestro ranault 4 , lo pusimos «EL PALOMO», porque era todo blanco. Fue como la «mascota» de la familia; lo llevábamos a todas partes; al paseo de «olla», al trabajo, como campero para el campo, para hacer el mercado a la plaza, los trasteos de los muebles. Se doblaban los espaldares de las sillas y quedaba como «camioneta» y en la parrilla cabía el resto. Andaba con el «olor» de la gasolina… cabía en cualquier hueco. Y era muy fácil de empujar para que prendieraaaa….. jjjjaaaajjjjjja. !que buen carrito!. Se encontraban repuestos hasta en las plazas de los pueblos!

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